SAN ISIDRO Y SUS DIABLOS DESPIERTAN A ICHOCÁN
La fiesta de la cosecha que une la religión y la tradición preinca.
La apacible ciudad de Ichocán en la provincia de San Marcos por estos días irrumpe su tranquilidad, los pobladores de todas las edades celebran dentro de su calendario religiosa la fiesta de San Isidro Labrador que se integra con la fiesta de la cosecha la cual viene desde la época preinca como ritual de la prosperidad. Los personajes por excelencia son los diablos.
Esta tarde de acuerdo al Comité organizador se han programado la participación de diablos danzantes desde los más pequeños, hasta adultos, para mañana se tiene planificado la instalación de arcos, en donde se coloca los frutos de la cosecha y más danzas.
Durante estos días muchos ichocaneros vuelven a su tierra desde diversas partes del mundo para rendir homenaje a su patrón San Isidro Labrador, pero también para reencontrarse con la familia.
LOS DIABLOS
Sobre el origen de la danza, existe la versión registrada en Ichocán, donde se describe a San Isidro como un agricultor que dedicaba gran parte de su tiempo a la oración y que se reveló como santo por los prodigios realizados durante la faena agrícola en las tierras de su patrón. En esta versión, los diablos son seres sobrenaturales enviados por Satanás a tentar a Isidro con mujeres y riqueza, y la danza tendría su origen en la piedad mostrada por San Isidro al interceder ante Dios para poner fin al dolor al que quedaron sujetos los diablos tras su derrota.
El relato señala que, agradecidos con el santo por acabar con su sufrimiento, los diablos le suplican les permita danzar en su honor antes de marcharse, dándose inicio así a la Danza de diablos.
LA MÁSCARA Y EL TRAJE
La máscara de diablo se presenta como uno de los elementos más representativos de esta danza, siendo fabricada con la técnica tradicional de la escayola que consiste en mezclar la merluza, harina y cola, técnica antigua que es transmitida de generación en generación y que es conservada por algunas familias.
En lo que concierne al traje que distingue a los diablos, con los siguientes elementos: manto (que se porta sobre el cabello y debajo de la máscara), camisa y/o blusa, corbata, un faldellín con flecos (o falda), pantalón hasta la rodilla y zapatos de vestir (o zapatillas). Flores y estrellas (bordadas o estampadas) caracterizan la vestimenta, lo que resulta significativo en una danza interpretada en el contexto de una festividad de corte agrícola y es coherente con la decoración hecha con flores y vegetales sobre los instrumentos y espacios de culto.
Complementan la vestimenta de los diablos, dos accesorios que se llevan en la mano, un pañuelo para bailar y el rebenque que en época de trilla se utilizaba para ahuyentar a los malos espíritus y propiciar la llegada de los buenos vientos.
Una característica que los diferencian de otros diablos de la zona (San Marcos, Paucamarca y Shirac) son las orejas de lata y la expresión del rostro, que se asemeja a las facciones de los pobladores de Ichocán.
LA PROMESA
Como parte de las tradiciones orales heredadas de los testimonios de los primeros diablos, existe una que se menciona como “promesa” hecha a San Isidro, cada diablo debe bailar por lo menos 12 años seguidos, de lo contrario tendrá una mala racha, o mala suerte. Los diablos bailan a ritmo de la banda de músicos, durante la procesión de San Isidro, bailando la marinera saltarina y el huayno, las mismas que se repiten en cada esquina de la Plaza de Armas.
La Danza de diablos es uno de los elementos más significativos de las celebraciones a San Isidro Labrador, de la provincia de San Marcos, región Cajamarca, por tratarse de una expresión de la significativa relación del hombre con la naturaleza, así como por su contribución a la identidad y cohesión social de sus portadores.
( Bibliografía consultada: turismoperuano.com / Periodismo urbano 2019)